jueves, 24 de noviembre de 2011

El cuaderno de bitácora

Martes, 22 de noviembre de 2011


Siete de la mañana,las olas rompen contra el barco, es hora de levantarse, algo nos dice que este día no va a ser precisamente soleado.
La primera comandante, Teresa, es muy estricta y todo lo quiere bien hecho. Ella nos enseña las propiedades del agua para que nos sea más fácil pescar y poder navegar mejor.
Teresa estaba muy enfadada ya que algunos tripulantes no habían hecho los trabajos que ordenó y la mayoría de los que los hicieron los tenían mal.
A segunda hora venía nuestro comandante Gaspar, con él todo está en calma ya que le tenemos un gran respeto; él nos enseña el cuerpo humano; ahora estamos con los pulmones, por si algún día nos caemos al agua podremos controlar mejor el aire.
Nuestra comandante Mercedes, en la tercera hora, las aguas están siempre revueltas y algunos tripulantes están a lo suyo. Nos ha enseñado los cálculos para poder llegar a tierra firme y así pudimos llegar  a una isla.
En la isla cocinamos las provisiones que habíamos conseguido con nuestro comandante Gaspar.
Ya con el estómago lleno toca zarpar, pero hay un problema, nos avisan desde la cofa que los motores de popa y estribor se han calentado, por ese problema nos ayuda a resolverlo José Luis, nuestro comandante de tecnología, él nos ayudó a arreglarlo y nos dijo que solo era un problema de los ordenadores; todavía con el susto en el cuerpo, el día transcurre y ahora nos toca nuestra comandante de inglés; hoy es el único día que viene un capitán inglés, llamado Gary, él nos enseña cómo es la vida en un barco inglés, todo en su lengua inglesa.
A última hora llega nuestra comandante Marisa, ella es nuestra comandante más preciada y la queremos mucho.
Pero no nos portamos muy bien con ella, por eso hoy se ha enfadado mucho.
Bueno, y aquí termina el día. Esperemos que mañana transcurra con normañlidad y no haya ninguna tormenta en el mar.

Agustín Colmenero

Miércoles, 22de noviembre de 2011


Despertamos con los rayos de luz pasando a través de las ventanas de nuestro camarote.
El día parece soleado y el barco está muy tranquilo. Son las 7,30 a.m. y la tripulación comienza su rutina diaria; desayunar, vestirnos y estamos preparados para el día que nos espera.Hemos sufrido bajas en la tripulación, ya que cuatro compañeros están enfermos y no podrán acompañarnos en este día frío de noviembre.
Llegó nuestra primera comandante Mercedes para continuar sus explicaciones sobre las progresiones:  la tripulación no está tan alborotada como otros días y anda medio dormida, nos espabilamos con nuestra gran y querida comandante Marisa en nuestro primer cambio de hora; ella no vino muy contenta, ya que algunos tripulantes no habían hecho lo que debían.
Nos ha estado hablando de la literatura y lo que recitaban los poetas, que acompañaban a los tripulantes en los antiguos barcos. Más tarde llegó nuestro técnico José Luis a enseñarnos cómo manejar el barco desde los ordenadores.
Nos espabilamos un poco, ya que este tema nos interesa y porque pronto iba a llegar nuestra hora de descanso en la proa. Cuando sonó la campana todos salimos corriendo, intentando coger los mejores sitios. Reponemos fuerzas, nos esperan tres largas horas. Llegó nuestro cuarto comandante, Gaspar, con intención de tirarnos por la borda si no nos portábamos bien. Nos pusimos las pilas y prestamos atención al tema de hoy, el sistema urinario. Las tareas para la próxima semana son abundantes, igual que las olas que están empezando a levantarse por el viento de poniente. Lo comprobamos cuando salimos de la clase de Gaspar y nos dirigimos hacia la popa del barco para encontrarnos con nuestro coamandante Rafa.
Aprovechamos para hablar y relajarnos un poco mientras pintamos y escuchamos música. Rafa es el único camandante que nos permite esto y por fin viene la última hora, con nuestra comandante Rosa. Nos sigue hablando del sector agrario, los sistemas de cultivo en la islas y el poblamiento.
Y así pasamos la mañana trabajando sin parar.Suena de  nuevo la campana y nos llega el olor de la cocina del barco. Los miércoles solemos comer pasta, que nos da energía para continuar nuestra jornada en el barco, que sigue navegando rumbo hacia el este.

Ramón Gómez

No hay comentarios:

Publicar un comentario

aazniow