martes, 1 de marzo de 2011

LOS NIETOS DE MATEO

-¡Vamos! Es muy tarde, chicos, a dormir-.El abuelo Mateo se había quedado en casa de su hijo para ciudar a Leo y a Natalia, sus dos nietos.
-¡Jooo! Abuelo, no tenemos sueño...-Los nietos protestaban.
-Venga y os cuento una historia de cuando yo era joven.
-¡Genial!
Se fueron a su habitación, se pusieron los pijamas y se metieron cada uno en su cama. Natalia, la mayor, en la litera de arriba y en la de abajo estaba Leo, buscando desesperado su peluche.
-¿Buscabas esto?- El abuelo le entregó su peluche y, mientras se lo daba, le guiñó un ojo.
-Sí! Gracias por encontrarlo, abuelo; pero ahora ya sabes.
 Leo estaba impaciente, le encantaba escuchar las historias de su abuelo.
-¿Vosotros sabéis que yo, el abuelo Mateo, he vivido muchas aventuras inolvidables...
-¡Sí! Cuando rescataste a la abuela de unos piratas que la querían secuestrar...-Interrumpió Natalia sin darse cuenta.
-Jajaja, sí, era un viejo enemigo, porque yo también fui un pirata, surcaba los mares en busca de islas, sirenas...
-Ah,¿sí?-gritaron los chicos entusiasmados.
-Sí. Tenía un precioso barco, se llamaba "La Peregrina". Tenía un camarote para cada tripulante, los cañones se encontraban a los lados, por a si algún enemigo se le ocurría atacarnos; pero yo no tenía una tripulación cualquiera, tenía a los mejores marineros.
-A mí me gusta el catalejo, el vigía se sube a lo más alto y lo ve todo- dijo Leo.
-Oh, sí. Mi viejo amigo Ramanán era el mejor vigía, ágil, con una vista de lince.
Un bostezo salió de la boca del abuelo, estaba cansado y tenía sueño.
-Chicos, me encanta contaros mis historias, pero es hora de dormir.
-Vale. Pero mañana nos seguirás contando, ¿verdad?
- Por supuesto- dijo el abuelo complaciente.
-¡Buenas noches, abuelo!

SARA