viernes, 23 de abril de 2010

CANTARINA

Me llamo Reluciente. Soy una vasija de barro y antes creía ser la mejor vasija del mundo.
Voy colgada de un palo largo que el aguador lleva sobre sus hombros. Al otro extremo del palo está Cantarina, una vasija muy antigua que tiene grietas. Al principio yo la despreciaba porque ella perdía agua y yo no. Por eso un día Cantarina le dijo al aguador:
- Lo siento, aguador. Ya no puedo hacer bien mi trabajo. Deberías cambiarme por una vasija nueva.
El aguador le dijo:
- No voy a cambiarte nunca, Cantarina, porque tú me alegras el camino todos los días. ¿Ves todas esas flores del camino? Yo sembré las semillas y tú las has estado regando todos los días con el agua que perdías.
Cantarina se sintió feliz y orgullosa de ser útil al aguador y yo avergonzada por haberme creído mejor.

MIGUEL D.

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