Ella vivía a una legua del pueblo. Desayunaba lenguas de gato mojadas en café con leche. Como tenía una lengua viperina y sucia siempre andaba en lengua de todos. Nunca se mordía la lengua. En cuanto le tiraban de la lengua se calentaba. Hasta que un día, con la lengua gorda y de estropajo se fue de la lengua con su amiga, llegó a sacarle la lengua, porque suspendió un examen de lengua.
Diego
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